Descifré las palabras una a una. La frase era simple y misteriosa: el hombre no es más que la serie de sus actos. Yo tenía una fé de niña, absoluta, en las palabras y empecé a ver a las personas como figuras provisorias, incompletas; figuras en borrador, siempre inasibles. Si el hombre no era más que la serie de sus actos, me daba cuenta, nunca estaría definido antes de su muerte: uno solo, el último de sus actos podría aniquilar su existencia anterior; contradecir toda su vida. (o sus palabras).
Crímenes Imperceptibles.
quiero ser más que esooo , besos !:*
ResponderEliminarMe encantò porque tambièn tengo ese pensamiento
ResponderEliminares un libro? pues habrà que leerlo!